Presos
de un país sin futuro, muchos miembros de nuestra sociedad, fueron en búsqueda
de un lugar mejor donde vivir, en acciones mostraron estar socialmente
comprometidos, yendo a barrios marginales a enseñar, militando para poder
demostrar que el “pueblo” sí piensa. Esta lucha que no solo fue de jóvenes
universitarios, idealistas, sino también de artistas, estudiantes secundarios
quiso ser silenciada por estos miembros oscuros de nuestra comunidad, personas
que querían tener un país que no cuestione, un país que solo trabaje. Que mejor
manera de dominar un país que reducir a las personas pensantes a polvo,
aire, gritos y lágrimas, convertirlos en
números, muertos sin nombre, reducidos a balazos, violaciones, hambre, golpes.
Y a sus hijos, tomados como motín de guerra, les inventaban una vida, les
vaciaban la memoria, esclavos de los asesinos de sus padres.
Madres
y padres desesperados quedaban buscando la forma de saber si sus hijos habían desaparecido por saber, por pensar. Madres y
padres se quedaban en la búsqueda de un ser de sus entrañas y otros se abrazaban
y besaban los huesos encontrados en fosas comunes.
Toda
persona que sufre alguna desaparición sale en la búsqueda de respuestas…
padres, madres, abuelas/os o nietos de cualquier lugar solo buscan…
Esto
significó en todos los casos DEJAR DE SER: desestructurar la identidad de los
cautivos, alterar sus referentes tempo espaciales, atormentar sus cuerpos y espíritus
más allá de lo imaginado. Se dejó a los hijos sin padres, sin familia y sin
identidad, les quitaron hijos y nietos a esas abuelas que aun hoy siguen
buscando. Entonces no fue solo un estado que se encargó de hacer desaparecer y
tortura personas, sino un estado que destruyo familias, un estado que logró que
un sociedad DEJARA DE SER.
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